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lunes, 23 de diciembre de 2013

Carta abierta a Amnistía Internacional España



SECRETARIADO ESTATAL DE AMNISTÍA INTERNACIONAL ESPAÑA
Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía Internacional
  Fernando VI, 8, 1º izda. 
28004 Madrid  (España) 
Telf.: 902 119 133 / 91 310 12 77
info@es.amnesty.org

Lebrija (Sevilla), a 20 de Diciembre de 2014

"El hecho de que tras la fecundación
comienza una nueva vida humana,
no es materia opinable, es una evidencia científica."
Jerome Lejeune,
Descubridor de las causas del síndrome de Down


Estimados Sres. miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía Internacional: María Paz Salido, Alfonso López, Charo Corbacho, Elisa Puente, Helmut Kalthoff, Graciela Amo y Alfonso Sánchez:

Recientemente, he leído un artículo publicado en la página web de Amnistía Internacional España, titulado “Despenalizar el aborto es un imperativo de igualdad”, publicado el 27 de septiembre de 2013, en el que vuestra organización, la Sección Española de Amnistía Internacional, defiende la legalización del aborto en los Estados de América Latina, dando para ellos argumentos sorprendentes que no me dejan indiferente y que considero requieren una reflexión y una respuesta nítida y serena para dejarles claros algunos conceptos que considero tienen muy equivocados y que por lo tanto deben ser aclarados.

Después de leer con estupor y perplejidad su estremecedor artículo, como padre de familia, como abogado, como trabajador social, como persona que defiende el principal derecho humano que tienen todas las personas concebidas, que es el derecho a la vida, y sobre todo como persona con un mínimo de sensibilidad y de sentido común, no puedo dejar de contestarle a vuestro lamentable escrito, que sin duda pone los vellos de punta a cualquiera que tenga un mínimo de corazón y de sensibilidad humana hacia los más débiles y excluidos de nuestra sociedad.

En el mencionado artículo llegan ustedes a decir que legalizar el crimen del aborto es “un compromiso con la vida” e incluso se atreven a afirmar que es un “imperativo de derechos humanos”.  ¿Pero desde cuando matar criaturas inocentes e indefensas en el vientre de sus madres puede ser un compromiso con la vida? ¿Qué vida? ¿La que se le quita al niño? ¿La vida de la madre que es condenada a sufrir las secuelas del síndrome post aborto durante años? Supongo que se referirán a la vida de los comerciantes de la muerte, la vida de los empresarios de los centros abortistas a quienes no les importan tener sus manos manchadas de sangre inocente por un puñado de euros, para que sus vidas sigan estando llenas de dinero obtenido con sus crímenes. O quizás se refieran ustedes a la vida de los políticos que no les importan tener sus conciencias manchadas de sangre inocente por un puñado de votos. Y cuando hablan de que es un imperativo de derechos humanos ya es el colmo de los colmos. Es la máxima expresión del mundo al revés…

Analicemos vuestro artículo con detenimiento. Entre otras cosas dicen ustedes lo siguiente:

Despenalizar el aborto en la región es un compromiso con la vida. Los propios Estados de América Latina y el Caribe han reconocido recientemente que la penalización del aborto provoca el incremento de la mortalidad y morbilidad maternas y no disminuye el número de abortos. Esto es así porque amenazar con penas de prisión a mujeres, jóvenes y adolescentes que deciden interrumpir su embarazo no las disuade, pero si las empuja a practicarse abortos clandestinos, que en la mayoría de los casos son inseguros y por ende ponen su vida y su salud en riesgo.”

Sres. de la Sección Española de Amnistía Internacional, el auténtico compromiso con la vida, consiste en luchar por mejorar las condiciones de vida de todos los seres humanos que se encuentran excluidos en nuestra sociedad y por garantizar que ningún ser humano va a ser víctima de ningún tipo de violencia ni dentro ni fuera del vientre materno. La vida humana, desde el momento de la concepción, es el bien jurídico más valioso y más importante que tenemos todos los seres humanos, y por lo tanto debe de ser protegido por las leyes, y por los Estados. Defender leyes que atenten contra la vida de cualquier ser humano dentro o fuera del vientre materno es un auténtico compromiso con la cultura de la muerte, no con la vida. Vosotros, al pedir la legalización del crimen del aborto en los Estados de Latinoamérica, estáis defendiendo un compromiso con la muerte de seres humanos inocentes e indefensos que no tienen voz ni voto, pero que tienen vida. Al mismo tiempo, cuando ustedes defienden legalizar el aborto en la región, se convierten en defensores y abogados de los comerciantes de la muerte, de los empresarios de los centros abortistas, que mueven cada año millones y millones de euros, a cambio de la sangre inocente derramada en los abortorios y del sufrimiento de tener un hijo muerto al que son condenadas tantas mujeres que se convierten en víctimas de este terrible y suculento negocio de los mercaderes de la muerte. 

Hablan ustedes de abortos clandestinos, que en la mayoría de los casos son inseguros y por ende ponen su vida y su salud en riesgo. ¿Y la vida y la salud del hijo que llevan dentro? ¿Esa no les importa a ustedes para nada? ¿Por qué? ¿A caso piensan ustedes como la ex ministra Doña Bibiana Aído, que el nasciturus, el hijo que lleva dentro la mujer embarazada, no es un ser humano? Y si piensan que no es un ser humano, ¿entonces qué es? ¿Es un animal, o es una planta?. Y si no es un animal, ni es una planta, ni es un ser humano, entonces ¿Qué es, un extraterrestre?.

Ustedes saben tan bien como yo y como todo el mundo, que el nasciturus, es un ser humano, pero por motivos que no alcanzo a comprender, olvidan que su vida debe ser protegida desde el primer momento de la concepción igual que la de la madre, por lo que no cabe atentar contra su integridad bajo ninguna excusa. El hecho de que se produzcan abortos clandestinos, debe ser abordado mediante otras líneas de actuación: formación, educación, concienciación, etc., pero nunca legalizando la muerte de un inocente. Nunca. 

En vuestro artículo, también dicen ustedes lo siguiente:

“Despenalizar el aborto es un imperativo de igualdad”

Interesante argumento. Lástima que lo formulen ustedes justamente al revés. Señores miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía Internacional, al hablar de igualdad tengo que recordarles algunos preceptos de Derecho Internacional que hablan de la igualdad y del derecho a la vida de TODOS los seres humanos.

La Convención Internacional Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU, aprobada en Nueva York el 13 de diciembre de 2006, que entró en vigor en nuestro ordenamiento el 3 de mayo de 2008, (BOE nº 96 de 21 de abril de 2008), señala en su art. 7 lo siguiente: “Los Estados Partes tomarán todas las medidas necesarias para asegurar que todos los niños y las niñas con discapacidad gocen plenamente de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en igualdad de condiciones con los demás niños y niñas”. Y en su art. 10, al hablar del derecho a la vida, dice: “Los Estados Partes reafirman el derecho inherente a la vida de todos los seres humanos y adoptarán todas las medidas necesarias para garantizar el goce efectivo de ese derecho por las personas con discapacidad en igualdad de condiciones con las demás”.

Por su parte, la Declaración de los derechos del retrasado mental, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 2856 (XXVI) de 20 de diciembre de 1971, establece en su art. 1 que: “El retrasado mental debe gozar, hasta el máximo grado de viabilidad, de los mismos derechos que los demás seres humanos”.

Por su parte, la Declaración de los derechos de los impedidos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su  Resolución 3447 (XXX), de 9 de diciembre de 1975, recoge en su art. 3 que: “El impedido tiene esencialmente derecho a que se respete su dignidad humana. El impedido, cualesquiera sean el origen, la naturaleza o la gravedad de sus trastornos y deficiencias, tiene los mismos derechos fundamentales que sus conciudadanos de la misma edad, lo que supone, en primer lugar, el derecho a disfrutar de una vida decorosa, lo más normal y plena que sea posible. Y en su art. 4, dice: “El impedido tiene los mismos derechos civiles y políticos que los demás seres humanos; el párrafo 7 de la Declaración de los Derechos del Retrasado Mental se aplica a toda posible limitación o supresión de esos derechos para los impedidos mentales”.

Asimismo, la  Convención sobre los derechos del niño, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 44/25 del 20 de noviembre de 1989, y entrada en vigor el 2 de septiembre de 1990, (BOE nº 313 de 31 de diciembre de 1990) en su preámbulo se refiere expresamente al nasciturus y dice: “El niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento”. Y en su art. 6 establece que: “Los Estados Partes reconocen que todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida”.

Asimismo, les recomiendo que se lean, entre otros, los artículos  14 y 15 de nuestra Constitución española de 1978:
Art 14: Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Art. 15: Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral…

Señores miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía Internacional, lo que es un imperativo de igualdad es proteger la vida desde el momento de la concepción de TODOS los seres humanos, y cuando digo TODOS, quiero decir TODOS: los que están dentro del vientre materno, los que están fuera, los concebidos sanos, los concebidos con alguna enfermedad o discapacidad, etc., etc. porque TODOS los seres humanos somos iguales en dignidad y derechos.

Por lo tanto es un imperativo de igualdad rechazar de plano cualquier supuesto legal de aborto eugenésico que permita eliminar seres humanos en el vientre de la madre por el motivo de que no hayan sido concebidos sanos. Es un imperativo de igualdad no discriminar a los seres humanos por la salud que tengan en el momento de haber sido concebidos o en su posterior evolución. Si aceptamos el supuesto legal de aborto eugenésico, el diagnóstico prenatal generalizado eliminará grupos enteros de personas como las afectadas por el síndrome de Down, las que presentan cuadros de enfermedad mental por vínculos genéticos, como trastorno bipolar, o los sordos.

Señores miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía Internacional, los niños con síndrome de Down, y todos los niños discapacitados, tienen el mismo derecho a nacer y a vivir que todos los demás, y eso sí que es un imperativo de igualdad. Tengan ustedes la seguridad que no hay mayor discapacidad que la que tienen todos los defensores de la legalidad del aborto por motivos eugenésicos, que es la de no ver ni entender que todos los seres humanos somos iguales en dignidad y derechos. No es la discapacidad lo que hace difícil la vida, sino los pensamientos y acciones de los demás; en este caso los pensamientos que ustedes exponen en su lamentable artículo.

Los niños con síndrome de Down, y todos los niños discapacitados, tienen el mismo derecho a nacer que todos los demás, aunque tristemente existan personas a las que les gustaría que se pudieran matar impunemente en el vientre de sus madres, antes de llegar a nacer.
En vuestro artículo también se dice lo siguiente:
“En definitiva, despenalizar el aborto en la región es un imperativo de derechos humanos. Los estándares internacionales de derechos humanos son claros en que los Estados tienen la obligación de proteger los derechos a la vida, a la integridad física, a la autonomía y a la igualdad de mujeres, jóvenes y adolescentes”.
Si los argumentos anteriores eran sorprendentes, este ya es desde luego de esquizofrenia total. Vamos a ver. ¿Cómo va a ser un imperativo de derechos humanos legalizar que se pueda matar seres humanos inocentes en el vientre materno? Y a continuación dicen ustedes que los Estados tienen la obligación de proteger el derecho a la vida. Entonces en ¿Qué quedamos? ¿Hay que proteger la vida o hay que legalizar el crimen de criaturas inocentes en el vientre materno?
Señores miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía Internacional no hay mayor disparate posible que afirmar que legalizar el crimen de seres humanos inocentes e indefensos en el vientre materno, para que se pueda realizar con total impunidad es un imperativo de derechos humanos. Lo que es un imperativo de derechos humanos es garantizar y proteger el cumplimiento efectivo de todos los derechos humanos para todos los seres humanos. Parece mentira que haya que recordarles a una organización como la vuestra lo que dice la Declaración Universal de los Derechos humanos aprobada por la Asamblea General de Naciones en su Resolución 217 A (III), el 10 de diciembre de 1948 en París que estable en su artículo uno que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.” Y en su artículo 3 proclama que “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.” Le repito que dice “Todos” y “Todo” no dice los que estén fuera del vientre de la madre, o los que hayan sido concebido sanos, sino que dice “Todos” y “todo”. ¿Entienden ustedes lo que significa la palabra “Todos”?
Asimismo les recuerdo que el artículo siete de esta Declaración Universal dice que “Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley.” Les pregunto, si legalizamos el aborto en los Estados de Latinoamérica como ustedes defienden, o en cualquier otro Estado, ¿Tendrían igual protección de la ley los niños que se encuentran en sus primeros nueve meses de gestación que los demás seres humanos?
Como bien dicen ustedes, “los Estados tienen la obligación de proteger los derechos a la vida, a la integridad física” claro que sí, y esto es aplicable tanto para el ser humano que está en su fase de gestación como para la madre gestante, la cual debe ser protegida por el Estado con leyes que protejan su maternidad, creando para ello los recursos sociales, económicos, fiscales, educativos, labores, y de toda índole que sean necesarios. La mujer gestante, que es la segunda víctima de cada aborto, debe ser protegida por el Estado para evitar que los mercaderes de la muerte hagan negocio con su persona y con el hijo que lleva dentro y para evitar que sea condenada a sufrir las consecuencias y secuelas del síndrome post-aborto que duran gran parte de su vida.
En definitiva, Señores miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía Internacional, ¡no existe el derecho humano al aborto porque no existe el derecho humano a matar!, ¡existe el derecho humano a vivir!, también para los niños con síndrome de Down, y para los niños con espina bífida y para todos los niños con retraso mental, y en definitiva para todos los niños discapacitados del mundo entero, dentro y fuera del vientre de sus madres. Para mayor documentación, les sugiero que se lean mi libro “Cincuenta Razones para derogar la Ley del Aborto en España”.

A continuación afirman ustedes en su artículo:

“Para cumplir esta obligación, los Estados deben proveer de todas las herramientas necesarias para que mujeres, jóvenes y adolescentes puedan evitar embarazos no deseados. Las mujeres tienen el derecho a decidir si quieren ser madres o no y cuando quieren serlo.”

Señores miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía Internacional, confunden ustedes “evitar embarazos no deseados” con “matar el hijo que ya ha sido concebido”.  Igualmente confunde ustedes el “derecho a decidir si quiere ser madre o no” con el “derecho de la madre a matar el hijo que lleva dentro”, que por cierto no existe.
Una madre puede evitar un embarazo de múltiples formas antes que este se produzca, pero una vez producido este, estamos ante una nueva vida que debe ser protegida por las leyes y por el Estado. Una vez producido el embarazo, la madre gestante ya es madre, que podrá tener un hijo vivo o un hijo muerto. Por lo tanto el ejercicio del derecho a decidir si se quiere ser madre o no debe ser ejercido antes de convertirse en madre gestante, es decir antes del embarazo, nunca después.

Asimismo se afirma en su artículo:

“…No hay consenso acerca del inicio de la vida humana, los Estados deben permitir diferentes y a veces contradictorias opiniones al respecto dentro de su jurisdicción; aclarando que las concepciones morales o religiosas que consideran que un ovulo fecundado es vida humana “no pueden justificar que se otorgue prevalencia legal a esta idea, porque ello implicaría imponer un tipo de creencia específica a otras personas que no las comparten.”
A este respecto me gustaría recordarles unas palabras del descubridor de las causas del síndrome de Down, Don Jerome Lejeune, que afirmó: “El hecho de que tras la fecundación comienza una nueva vida humana, no es materia opinable, es una evidencia científica”.
No sé qué extraños conocimientos científicos tienen ustedes, para contradecir a la comunidad científica y negar la existencia de vida humana en un ser humano vivo que tiene ADN propio distinto del de su madre.

Les recuerdo, que el 18 de marzo de 2009 fue presentada en Madrid, “La Declaración de Madrid”, que es un documento firmado por un grupo de más de 2.000 científicos, profesores e intelectuales de distintas ramas de la Biomedicina, las Humanidades y las Ciencias Sociales, encabezado por los catedráticos Nicolás Jouve, Luis Franco Vera y César Nombela.

La premisa básica que defiende el manifiesto es que la vida empieza en el momento de la concepción, y que cualquier iniciativa legislativa que afecte al régimen jurídico del aborto debe asumir dicha premisa. El manifiesto también afirma que el aborto equivale a una “interrupción de una vida humana”, que supone “una tragedia para la sociedad”.

En abril de 2009, el Colegio Oficial de Médicos de Sevilla reunida su Junta Directiva en sesión plenaria y de forma unánime, acordó adherirse al Manifiesto de Madrid, promovido por intelectuales y científicos opuestos a los planes gubernamentales en torno al aborto. Lo hizo bajo la afirmación de que "Existe sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la fecundación".

En junio de 2009, el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid apoyó el manifiesto de Madrid bajo las bases de que “La vida comienza con la fecundación del óvulo, momento en el que se crea un ser vivo individual con su mapa genético determinado y con una esperanza de vida en el mundo desarrollado de 80 años”, afirmó en la nota de prensa Miguel García Alarilla, vicepresidente del colegio. En ese sentido, concluye el texto, "no hay ninguna discontinuidad, no hay ningún momento en que podamos decir que había algo prehumano y luego un ser humano".

En septiembre de 2009, la Comisión Nacional de Bioética española reconoció que el nasciturus es un ser humano.

Por lo tanto, el hecho de que la vida humana comienza con la fecundación del óvulo, momento en el que se crea un ser vivo individual con su mapa genético determinado, como expresó en su día el Colegio de médicos de Madrid, no es una concepción moral o religiosa, como afirman ustedes, sino que por el contrario es una evidencia científica que no es opinable y que está fuera de toda discusión.

Por último afirman ustedes:

“No existe justificación en el derecho internacional de los derechos humanos para amenazar con cárcel a quien interrumpa un embarazo no deseado, ni para obligar a una mujer o niña a seguir adelante con dicho embarazo.”
Pero vamos a ver, ¿Cómo que no existe justificación en el Derecho Internacional para proteger jurídicamente la vida del nasciturus? ¿Pero no habían dicho ustedes antes en los párrafos anteriores que los Los estándares internacionales de derechos humanos son claros en que los Estados tienen la obligación de proteger los derechos a la vida, a la integridad física…” Entonces ¿en qué quedamos?.  Perdónenme que les diga que son ustedes una pura e infinita contradicción. No recuerdo nunca haber leído un texto con más contradicciones que vuestro artículo, sinceramente.
Esta justificación en el Derecho Internacional os la he descrito antes y vosotros mismos reconocéis que existe en vuestro escrito. En este párrafo vuelven ustedes a confundir algunos conceptos. Confunden ustedes interrumpir con finalizar. Cuando se mata al hijo que se lleva dentro no se interrumpe un embarazo, si no que se finaliza. Se interrumpe aquello que se puede volver a continuar en otro momento. Pero al abortar, la vida del niño que se mata, desgraciadamente ya no se puede volver a reanudar ni recuperar nunca más.
Señores miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía Internacional, como me gusta conocer bien los destinatarios de mis cartas, me he tomado la molestia de leerme íntegramente los Estatutos de vuestra organización así como el Plan Estratégico para el periodo abril 2010 - abril 2016 de Amnistía Internacional España, en el que se marcan los objetivos prioritarios para estos seis años, de vuestra organización. Analicemos brevemente ambos documentos.
En cuanto a sus Estatutos podemos leer en el artículo 3, capítulo segundo de los mismos, dedicado al objeto de la asociación, lo siguiente:
Primero: “La visión de la Sección Española de Amnistía Internacional es la de un mundo en el que todas las personas disfrutan de todos los derechos humanos proclamados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en otras normas internacionales de derechos humanos. Animada por esta visión, la misión de la Sección Española de Amnistía Internacional consiste en realizar labores de investigación y acción centradas en impedir y poner fin a los abusos graves contra todos estos derechos.”

Yo me pregunto, ¿Cómo pueden tener ustedes esto escrito en sus Estatutos y al mismo tiempo hacer apología del crimen de criaturas inocentes e indefensas en el vientre de sus madres? Para que todas las personas puedan disfrutar de todos los derechos humanos proclamados en la Declaración Universal de Derechos Humanos, lo primero que hay que hacer es dejarlas nacer porque de lo contrario, difícilmente podrán disfrutar de dichos derechos, sobretodo porque el principal derecho humano es el derecho humano a la vida, recogido en el artículo 3 de la mencionada Declaración como ya les he indicado antes.

Asimismo dicen ustedes que la misión de su asociación consiste en realizar labores centradas en impedir y poner fin a los abusos graves contra los derechos humanos. Y yo les pregunto, ¿Hay acaso algún abuso más grave contra el derecho humano a la vida y a la integridad física de todos los seres humanos que permitir su ejecución con total impunidad cuando se encuentran en sus primeros nueves meses de gestación, completamente indefensos? ¿Creen ustedes que escribir artículos en su página web pidiendo que los Estados no protejan jurídicamente con sus leyes la vida de los seres humanos cuando están en el vientre materno, para que puedan ser eliminados y tirados a un cubo de basura, es una acción centrada en impedir y poner fin a los abusos graves contra los derechos humanos? Permítanme que les diga que eso es justamente todo lo contrario.

Al publicar vuestra asociación ese artículo en vuestra página web se comportan ustedes como si un cuerpo de bomberos pidiera que se pudiesen quemar los bosques con total impunidad, y que el Estado despenalizara el hecho de quemar intencionadamente la flora y la fauna protegida.
Cuando quienes dicen ser los defensores de los derechos humanos, hacen apología precisamente de todo lo contrario, de que se deje de proteger jurídicamente el principal derecho humano, que es el derecho a la vida, para todos los seres humanos en sus primeros meses de gestación, cuando ocurre eso, es que algo está podrido en nuestra sociedad y en las conciencias de aquellos que deberían dar ejemplo con sus palabras y con sus actos. Es un escándalo muy grave que no debe dejar indiferente a nadie que tenga un mínimo de sensibilidad humana y de sentido común.

En el segundo apartado del artículo 3 de sus Estatutos podemos leer lo siguiente:

“La Sección Española de Amnistía Internacional forma una comunidad global de defensores de los derechos humanos, y éstos son sus principios: solidaridad internacional, actuación eficaz a favor de víctimas concretas, cobertura universal, universalidad e indivisibilidad de los derechos humanos, imparcialidad e independencia, y democracia y respeto mutuo.”

Señores miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía Internacional, si son ustedes una comunidad global de defensores de los derechos humanos como afirman en sus Estatutos, ¿Por qué no empiezan ustedes por defender el principal derecho humano, que es el derecho humano a la vida y a la integridad física de los seres humanos más indefensos e inocentes que son aquellos que aún están en el vientre materno, que no tienen voz ni voto pero que tienen vida?

No alcanzo a entender como una asociación como la vuestra, puede decir una cosa en sus Estatutos y luego hacer y defender justamente todo lo contrario. ¿Qué oscuros intereses ideológicos, políticos o económicos pueden existir para que una organización mantenga una total contradicción entre los principios que dice defender y los postulados que luego defiende a través de sus artículos?.
Dicen ustedes que son sus principios solidaridad internacional y actuación eficaz a favor de las víctimas concretas... pero siento decirles que eso se queda en papel mojado, cuando llega la hora de defender a las víctimas inocentes que son ejecutadas en los centros abortistas de todo el mundo. Al defender ustedes la legalización del crimen del aborto, demuestran ustedes su solidaridad y su actuación eficaz no a favor de las miles y miles de víctimas inocentes e indefensas cuya sangre es derramada cada día en los abortorios de todo el mundo, sino que por el contrario ponen ustedes de manifiesto su solidaridad con el lobby abortista internacional, el lobby de la muerte, que ha puesto sus miras en los países iberoamericanos, los cuales, salvo Cuba, siguen protegiendo el derecho a la vida en sus Constituciones y contemplan el aborto como un delito. Ponen ustedes de manifiesto su solidaridad y su actuación eficaz a favor de los intereses de la multinacional del aborto International Planned Parenthood Federation (IPPF) y de la industria del aborto de cada nación, como la ACAI en España, (Asociación de Centros Acreditados para la Interrupción del Embarazo) que mueven cientos de millones de euros cada año, haciéndoles ustedes el trabajo sucio, a pie de calle, al grito de No somos maquinitas de reproducción, somos mujeres con derecho y decisión” y Saquen sus rosarios de nuestros ovarios”.
En el apartado tercero del artículo 3 de sus Estatutos también podemos leer:

“La Sección Española de Amnistía Internacional insta a todos los gobiernos a que respeten el Estado de derecho y ratifiquen y apliquen las normas de derechos humanos”.

Señores miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía Internacional, déjenme que les diga, que tienen ustedes una forma muy peculiar de pedir a los Estados que ratifiquen y apliquen las normas de derechos humanos. ¿De verdad piensan ustedes que pedir a los Estados de Latinoamérica que no protejan jurídicamente a los seres humanos en sus nueve meses de gestación para que puedan ser ejecutados impunemente en el vientre de sus madres, violándose de esta manera el principal derecho humano que es el derecho a la vida que tienen todos los seres humanos, es una forma de pedir que se apliquen las normas de derechos humanos en dichos Estados?

Yo diría, como cualquier persona objetiva que tenga un poquito de sentido común, que eso es pedir justamente lo contrario de lo que ustedes dicen pedir en sus Estatutos. Eso, es pedir que se pueda matar con impunidad a los más débiles, inocentes e indefensos de nuestra sociedad, para que los mercaderes de la muerte y del negocio del aborto puedan seguir facturando millones de euros cada año, y cada vez más... suculento negocio sin duda alguna.

Y por último analicemos brevemente el Plan Estratégico de vuestra asociación para el periodo abril 2010 / abril 2016, en el que dicen ustedes haberse marcado vuestros objetivos prioritarios para estos seis años. Entre esos objetivos se encuentran los siguientes:

“Trabajar por el fortalecimiento de la justicia nacional e internacional, y por el derecho a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas, como las que han sufrido detención arbitraria, juicios injustos, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales o violencia de género.”

Señores miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía Internacional, es absolutamente contradictorio  trabajar por el fortalecimiento de la justicia nacional e internacional y al mismo tiempo pedir a los Estados la legalización de la eliminación de los seres humanos más pequeños y más débiles e indefensos como son los nasciturus. Hacer una cosa y la contraria a la vez es imposible.

Otro de sus objetivos dicen ustedes que es el siguiente:

Trabajar por la abolición total de la pena de muerte en todo el mundo, y para que se cumpla la prohibición absoluta de todas las formas de tortura y de otros tipos de maltrato”.

Si piden ustedes la abolición total de la pena de muerte, ¿Cómo pueden pedir al mismo tiempo a los Estados que se pueda condenar a muerte a seres humanos inocentes en el vientre de sus madres sin que el Estado ni las leyes puedan hacer nada por impedirlo? ¿Me lo pueden explicar por favor, porque yo cada vez entiendo menos a vuestra organización, que casi sería mejor que en lugar de llamarse Amnistía Internacional, pasara a llamarse “Contradicción Internacional”, porque sinceramente, nunca había visto ni leído a ninguna organización enunciar tantos principios y postulados grandilocuentes, en sus Estatutos y Planes estratégicos, para a luego pedir y defender vía artículos publicados en su página web justamente todo lo contrario.

Señores miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía Internacional, les pido que sean ustedes mínimamente coherentes, y consecuentes con los principios y valores que dicen defender.

Defender la vida de todos los seres humanos, especialmente de los más indefensos y débiles como son los que están en fase embrionaria, es ser verdaderamente progresistas.
Por el contrario, defender la legalización de su aniquilación con absoluta impunidad es ser retrógrado y sitúa a quienes lo defienden a la altura de la era de la caverna, donde no existían derechos humanos, sino sólo la ley del más fuerte.

Cada año, cientos de miles de criaturas son ejecutadas en los abortorios de todo el mundo, en España, más de 300 cada día. El llanto y el grito desgarrado de dolor de estos santos inocentes se elevan hasta el cielo clamando justicia, mientras que muchos siguen mirando para otra parte, con los oídos sordos y los ojos cerrados, y siendo de forma consciente o inconsciente servidores del lobby abortista internacional, el lobby de la muerte, formado por empresarios sin escrúpulos que facturan millones de euros cada año, y a los que nos les importan tener sus manos manchadas de sangre inocente, por un puñado de euros, a cambio de segar cientos de miles de vidas humanas y de condenar a otras tantas mujeres a sufrir el síndrome post aborto durante gran parte de sus vidas.

Les invito a reflexionar serenamente sobre las consideraciones que les formulo en esta carta y al mismo tiempo les invito a que sean ustedes valientes, cambien de actitud y sean consecuentes con sus Estatutos y con su propio Plan Estratégico y comiencen cuanto antes de una vez por todas a defender el principal derecho humano que es el derecho a la vida, con una voluntad clara, decidida y firme al respecto. Sean ustedes verdaderamente progresistas y defiendan la protección jurídica del más débil e indefenso, que es el concebido aún no nacido y defiendan también la protección de las miles de mujeres que cada año son condenadas en todo el mundo a sufrir las terribles consecuencias del síndrome post-aborto. Les invito a defender y a pedir a todos los Estados que se elaboren leyes de protección integral de la maternidad, que integren y canalicen todos los recursos económicos, sociales, institucionales, laborales, educativos, fiscales y de toda índole, necesarios para que ninguna mujer se plantee abortar por falta de ayuda y recursos, como ya se ha hecho parcialmente en algunos lugares del mundo.

Si así lo hacen, tengan ustedes la certeza y la seguridad que vuestra asociación, Amnistía Internacional España, ganará en credibilidad y coherencia, y podrán llegar a convertirse en auténtico paradigma y referente en la defensa de los derechos humanos en nuestro país y en todo el mundo, y nunca se arrepentirán de defender lo que dicta la razón humana y el sentido común.

Con mis mejores deseos para todos ustedes y para todos los voluntarios de Amnistía Internacional España, reciban mi más cordial y afectuoso saludo.

Atentamente,                                                                      
      
 José Antonio Barragán Dorantes